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Por qué tomar decisiones sin valores es un error (y cómo evitarlo) Make a Decision

El error invisible en muchas decisiones

Decidir sin tener en cuenta tus valores es como navegar sin brújula. Puedes moverte, incluso avanzar, pero acabarás llegando a un lugar donde no querías estar. Los valores son los principios que definen quién eres, qué es importante para ti y cómo quieres vivir. Ignorarlos te lleva a sentirte perdido, vacío o en incoherencia contigo mismo.

La mayoría de los problemas de insatisfacción profunda no vienen de decisiones equivocadas en términos técnicos, sino de elecciones que traicionan los valores personales. Esto genera estrés, culpa, ansiedad o frustración, porque sabes internamente que algo no encaja.

¿Qué son los valores y por qué son fundamentales al decidir?

Los valores no son simples ideas. Son convicciones profundas que orientan tu conducta, tus metas y tu visión de futuro. Son filtros que, si los usas, te ayudan a discernir con claridad.

Ejemplos de valores: libertad, integridad, amor, justicia, contribución, lealtad, salud, crecimiento, espiritualidad, creatividad.

Cuando tomas decisiones coherentes con tus valores:

  • Te sientes en paz contigo mismo.
  • Actúas con mayor confianza y firmeza.
  • Vives con propósito, no solo con metas.

Cuando los traicionas, aunque logres resultados, el sabor es amargo.

Tomar decisiones sin valores: una fórmula para el conflicto

Imagina a alguien que valora profundamente la familia, pero toma un empleo que le exige estar viajando el 90% del tiempo. A los seis meses, aunque tenga éxito profesional, sentirá un malestar profundo. No es el trabajo el problema, es que traicionó su propio valor.

Así es como muchas personas terminan en relaciones, negocios o estilos de vida que no les satisfacen: porque no filtraron sus decisiones por sus valores.

¿Cómo reconocer que estás decidiendo sin valores?

Estas señales pueden ayudarte a identificarlo:

  • Sientes incomodidad o culpa al tomar una decisión, incluso si es “lógica”.
  • Te cuesta sostener el compromiso con esa decisión.
  • Te justificas continuamente ante ti mismo o los demás.
  • Hay una sensación de “esto no soy yo” o “esto no era lo que quería”.

Cuando eso ocurre, hay una desconexión entre lo que haces y lo que realmente eres.

Visión y valores: la fórmula para decidir con claridad

En el curso Make a Decision trabajamos esta combinación clave: tener una visión clara del futuro y unos valores definidos. Esa fórmula te convierte en una persona poderosa al decidir.

La visión responde al “qué quiero” y los valores al “desde dónde lo quiero lograr”. Si sólo tienes visión, puedes caer en la ambición vacía. Si sólo tienes valores, puedes tener buenas intenciones sin acción. La magia está en alinear ambas cosas.

Errores comunes al decidir sin este enfoque

Estos son los errores más habituales que comenten quienes deciden sin alinear con sus valores:

  • Elegir por miedo: el valor de la seguridad domina al de la libertad.
  • Decidir por presión externa: agradar a otros y traicionarse a uno mismo.
  • Copiar decisiones ajenas: seguir caminos de éxito de otros que no resuenan contigo.
  • Elegir desde la urgencia: sacrificar tus valores por una gratificación inmediata.

Todos ellos te llevan al mismo lugar: desmotivación, pérdida de energía y sensación de vacío.

¿Cómo descubrir y clarificar tus valores?

No puedes alinear tus decisiones con tus valores si no los tienes claros. Te propongo este ejercicio de coaching:

  1. Piensa en tres momentos de tu vida en los que te sentiste profundamente orgulloso de ti. ¿Qué valores estaban presentes?
  2. Ahora piensa en tres situaciones en las que sentiste rabia, frustración o dolor. ¿Qué valor se estaba violando?
  3. Haz una lista de tus 10 valores principales. Luego reduce a 5. Finalmente, elige los 3 que más te definen hoy.

Esos tres valores serán tu brújula interna. Escríbelos. Léelos antes de tomar decisiones importantes. Evalúa si lo que eliges los honra o los traiciona.

Decidir con valores no es fácil, pero sí liberador

Muchas veces, decidir con valores implica decir “no” a opciones tentadoras, personas queridas o caminos que “todos eligen”. Pero al hacerlo, te sientes libre, auténtico y poderoso.

Ser fiel a tus valores puede tener un coste externo, pero te regala una coherencia interna que no tiene precio.

Un ejemplo de coherencia en la toma de decisiones

Lucía tenía una propuesta para liderar un proyecto internacional. Era prestigioso y bien pagado, pero requería renunciar al cuidado diario de sus hijos, que es lo que más valora. Después de revisar su visión y recordar que su valor número uno era “presencia familiar”, decidió rechazar la propuesta.

No fue fácil. Pero meses después, se sentía orgullosa, en paz y construyendo un negocio propio que sí estaba alineado con lo que más valoraba.

¿Qué pasa cuando alineas tus decisiones con tus valores?

  • Tu energía aumenta.
  • Tu motivación se vuelve sostenible.
  • Tu autoestima se fortalece.
  • Tu vida cobra sentido profundo.

Eso es lo que trabajamos en los procesos de transformación profunda como el curso Y si fuera posible, donde el primer paso es reconectar con tu esencia y tomar decisiones alineadas con ella.

¿Cómo aplicar esto en tu vida hoy?

  • Haz una revisión de tus decisiones actuales. ¿Qué valor respeta cada una?
  • Frente a una decisión importante, pregúntate: ¿me acerca o me aleja de mis valores?
  • Define límites claros para no comprometer tus valores ante presión externa.

Vivir sin valores es vivir en piloto automático. Vivir con valores es vivir con dirección.

Conclusión: tus valores te salvan

En un mundo lleno de opciones, presiones y ruido, tus valores son tu refugio. Son los que te sostienen cuando todo tiembla. Son los que te recuerdan quién eres cuando todo te confunde.

Decide desde tus valores, y aunque el camino sea más lento, será tuyo. Y eso es lo que importa.

Si quieres convertirte en una persona que toma decisiones con claridad, firmeza y coherencia, empieza por mirar dentro. Tus valores no solo te definen. Te protegen, te guían y te elevan.

Siempre pa’lante. — Pepe

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