Tomar decisiones es un acto de poder personal
Las decisiones que tomas cada día están esculpiendo tu destino. Lo sé, suena grande, pero es real. Y lo más curioso es que la mayoría de nosotros tomamos decisiones sin darnos cuenta. Desde qué comemos hasta cómo gestionamos un conflicto, desde si emprendemos o no hasta si enviamos ese mensaje que llevamos días evitando. Todo está definido por una elección.
Ahora bien, ¿desde dónde decides? ¿Desde el miedo o desde la visión? Esa es la pregunta que lo cambia todo.
El miedo disfraza decisiones como excusas
¿Te has escuchado decir cosas como “no es el momento”, “cuando tenga más tiempo”, “necesito pensarlo más”? A veces suenan racionales, pero si rascas un poco, lo que hay detrás es miedo. Miedo al fracaso, al juicio, al cambio, al éxito incluso. El miedo paraliza, pero lo hace con traje de lógica. Nos hace creer que estamos siendo responsables, cuando en realidad estamos postergando lo inevitable.
Tomar decisiones desde el miedo genera más miedo. Alimenta la duda, la inseguridad y el estancamiento. Es como girar en círculos pensando que avanzas. Y cuanto más se repite este patrón, más difícil se vuelve romperlo. El miedo es un gran imitador de la razón: se disfraza, se justifica y se cuela en nuestras conversaciones internas con más poder del que imaginamos.
Pero no estás solo. Todos hemos estado ahí. La clave está en reconocerlo y redirigirlo.
Tomar decisiones desde la visión: el arte de avanzar con propósito
La visión es esa imagen clara de lo que deseas construir. Es tu guía interna, tu brújula. Cuando decides desde ahí, no significa que no haya miedo, pero ya no mandará él. Mandas tú.
Una persona que decide desde su visión:
- Se enfoca en lo que quiere, no en lo que teme.
- Actúa incluso con dudas, porque confía en su dirección.
- Se permite equivocarse, porque sabe que es parte del proceso.
- Evalúa los resultados, no desde la culpa, sino desde el aprendizaje.
Tomar decisiones desde la visión requiere entrenamiento. Y ese entrenamiento empieza con una pregunta que vale oro: ¿para qué quiero esto? Cuando conectas con el “para qué”, conectas con tu verdad. Y desde ahí, decidir es mucho más fácil.
Las decisiones que cambian tu vida no se sienten cómodas
Muchas veces, cuando tomas una decisión valiente, no sientes euforia. Sientes vértigo. Porque estás rompiendo con patrones, hábitos o zonas cómodas. Pero ese vértigo es señal de crecimiento. De que estás eligiendo desde tu visión, no desde tus límites.
En mi experiencia acompañando a personas en procesos de cambio, siempre que alguien toma una decisión poderosa, el primer síntoma no es calma… es incomodidad. Y eso está bien. Lo importante es no confundir incomodidad con error. A veces, lo que incomoda es justo lo que transforma.
Cómo empezar a tomar decisiones con claridad
No necesitas tener todo resuelto. Solo necesitas responder con honestidad estas preguntas:
- ¿Qué quiero realmente?
- ¿Qué me está frenando ahora mismo?
- ¿Esto que siento es miedo o intuición?
- ¿Esta decisión me acerca o me aleja de lo que deseo?
- ¿Qué me está costando no decidir?
Respóndelas por escrito. No para buscar certezas, sino para generar conciencia. La claridad no siempre llega antes de la acción. Muchas veces, es la acción la que la provoca. Y si no sabes por dónde empezar, empieza por lo pequeño. Cada decisión que tomas con conciencia fortalece tu músculo decisor.
Decidir no es un talento, es una competencia
Decidir bien se puede entrenar. Hay herramientas, modelos y prácticas que te ayudan a fortalecer tu capacidad de elegir. No se trata de decidir perfecto, se trata de decidir con sentido. La mayoría de los bloqueos que vivimos vienen de no saber cómo elegir o de tener miedo a las consecuencias.
Y eso es justo lo que trabajamos en el curso Make a Decision. Un entrenamiento práctico para tomar decisiones alineadas con lo que quieres y no con lo que temes.
¿Te gustaría desbloquear eso que llevas tiempo posponiendo?
En Make a Decision aprenderás a:
- Identificar decisiones clave que estás evitando.
- Reconocer las emociones que interfieren en tu claridad.
- Aplicar un método para tomar decisiones alineadas y sostenibles.
- Pasar de la parálisis a la acción con confianza.
- Diseñar una estrategia personal para mantenerte firme en tus elecciones.
👉 La vida no espera. Decide desde la visión, no desde el miedo.
Nos vemos dentro.
— Pepe
